Como sabemos, el trabajador freelance ejerce por cuenta propia, es independiente y realiza una profesión para terceros que requieren sus servicios y es pagado por ellos. Ilustradores, diseñadores, animadores, grafistas…la mayoría trabajamos según esta fórmula, aunque en ocasiones, un proyecto nos emplaza en un estudio de producción durante el periodo que éste dura.
La etimología de la palabra resulta esclarecedora. Se trata de un término medieval inglés usado para designar al mercenario (free-independiente y lance-lanza), por tanto, un caballero que no era súbdito de ningún señor pero cuyos servicios podían ser contratados por cualquiera.
Qué duda cabe que la madera del freelance es especial y recuerda, en el alarde de voluntad, al personaje de los romances medievales. Es una fórmula de vida que asusta a muchos, pero con la crisis y las ventajas de las nuevas tecnologías, cada vez más profesionales se han animado a establecerse por su cuenta.
La personalidad del freelance contempla la previsión ante eventuales riesgos tales como una enfermedad o la disminución temporal de ingresos. Es inquieto, despierto y se mantiene vigilante ante nuevas posibilidades de trabajo. Esto le puede brindar la alternativa de aumentar sus ingresos y de mantenerse al día en sus conocimientos. A la vez, la libertad de la que goza requiere altas dosis de autodisciplina. Si lo que se desea es un modo de vida rutinario y un trabajo lineal, no es este el planteamiento adecuado. No todo el mundo tiene voluntad para aprovechar las ventajas de la autonomía y encuentra en un empleo fijo menos requerimientos y menos riesgos.
Internet ha abierto muchas posibilidades para los freelance. Es un medio que no entiende de barreras geográficas y es una gran fuente de recursos. Sin ir más lejos, la tarea de dejar tu tarjeta de visita en la empresa, se soluciona con un simple correo. Currículos y portfolios son visibles con un sólo clic. Otro término acuñado del inglés y que tiene mucho que ver con el tema, es el coworking: una forma de agrupación de profesionales independientes, casi siempre creativos de diferentes áreas, que comparten un mismo espacio y los gastos generados por éste. Es una interesante opción para solucionar el inconveniente del aislamiento que ocasionalmente surge del trabajo por cuenta propia.